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martes, junio 23

Difuminado

Aquí soy sólo la exposición de la ranura en la herida. Fría y cálida a la vez.
Quiero ser así. Que parezca que la piel me lastima y por eso no puedes tocarme. Pero cuando lo logras, jamás podrás irte.
Frente a la interperie me penetra el aire y carcome mis huesos. Lo disfruto y me apuro a incendiar el borde del cigarrillo. La picadura en su interior truena y se desvanece. Extingo un poco de vida a cada calada y me aseguro que esos extraños me miren.
Pero cuando su cabeza al fin rueda hacia mi entorno, mi espalda se encorba y mis manos veloces tapan mi desnudez.
Así no puedo ser quien quiero. Necesito más dureza en mis ojos.
Que no cuaquier pelusa toque mi superficie.
Me han dicho no lo hagas. Ni por obligación, ni por plata. Pero quiero hacerlo.
Deshacer el cascarón hermético con el que te cubres. Comenzar por esos hoyuelos en los que dejas entre ver a cada trago de ron. Quiero soplarte mi humo en la cara y que me tomes de indirecta.
No vienes porque sabes que no te irás. El relámpago que ha iluminado mi retina ha iluminado la tuya.