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domingo, junio 12

Dialogo soñado

Después de esta semana, logré desencantarme. Pensé en perder mi cordura. Dejar que me invada la locura y soltarme por encima del mundo. Quise viajar hasta ti. Demostrarte que sigo siendo la única y que tenías que dar gracias por ello. Quería aún, que una mañana cualquiera, pudieras despertar dándote cuenta que de verdad me necesitas.

—Lo siento, ya no puedo quererte como antes. Jamás has podido atender a mi cariño. Desperdicio mi tiempo — Dije al fin, luego de que repitiera esa canción por tercera vez.

Te quedaste en silencio, como siempre. Duele más que no digas nada que lo que en realidad pudieras decir.
Hablaste.

—Jamás pedí que me quisieras. El amor, o todo lo que sientes, es porque quieres que sea así. ¿Qué esperas? No corresponderé a algo que bien sabes, no existe.

No puedo enojarme, no puedo contradecir y llorar. Quiero, esa es la palabra.
Un verbo maldito que me persigue porque también lo dejo. Cambiar algo de ello sólo complicaría todo. Esperar un agradecimiento simplemente es vanidad. Demostrarte, es demostrámelo a mí. Es no querer estar vacía y buscar un pretexto. Una burbuja de aire que sale a flote con violencia. Es como un sueño que se desvanece al principio de la madrugada. Existe algo. Pero no es lo que busco. Debería dejarlo así. No crecerá más. Envejecerá, pero si lo fuerzo, una muerte prematura será segura.