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miércoles, junio 8

Rayo de luna

Al tratar de beber el café, ya estaba frío. Luego recordé ese sueño.
Había un mensaje de voz en la contestadora y me apuré a reproducirlo.

"Perdón. Hay muchas cosas que he dejado pasar por preocuparme por ustedes, que simplemente ya no las puedo dejar ir. Me hacen falta 240 créditos para que al fin pueda conseguir esa beca que tanto quería. Si me detengo, no lograré lo que yo merezco."

Mis ojos se inundaron, pero al final nada rodó por mis mejillas. Me duele saber que esa preocupación sea realmente un impedimento. No sé qué tan egoísta se oye decir que soy la que más te quiere. No sé qué tan triste es saber que eso realmente no importa.

Salí a buscar el autobús. Al subirme, me senté con dos conocidos. Hablaron sobre todo lo que pasaba. Pretendía escuchar pero en relidad no me interesaba qué decían.  Puedo vivir triste. Enojada. Pero sólo yo tengo el poder de convertir esa sensación en un detonante. Hay lugar para todo, tiempo también. Pero no lo hay para detenerse. Los miré a ambos y sin despedirme, bajé del vehículo.

Al bajar de él no sabía dónde estaba parada. Tampoco sabía cómo regresar a casa. Sigo perdida.