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martes, enero 10

La mujer que nunca aprendió a leer libros

Yo la conozco. Pasa todos los días por la dulcería en la que trabajo, “La cocada”.
Siempre lleva un libro en mano, por alguna razón de cabeza. Supongo que le gusta ver los dibujitos de otro modo.
A ella le gustan los cigarros Samba, siempre lleva uno. No lo entiendo, realmente no tienen buen sabor.
Un dia entró a la tienda, me dio curiosidad por lo que fuera a pedir, tomó unos dulces de café y se fue corriendo.
Al otro día le conté a mi jefe lo que había sucedido y el sólo me dijo: “dejalo así, ella esta loca y padece esquizofrenia. Se la pasa de aquí para allá con un gato que extrañamente huele a queso..."

Seguí observando todos los días cómo pasaba por la tienda haciendo exactamente lo mismo, a ella ya no parecía importarle nada. Supongo que era libre. Luego de unos días pude notar que el gato seguia paseándose por la tienda, pero ella no. Lo supe al instante... ella había muerto. Dicen que un camión la arrolló. Quizá se desvaneció.

Yo cuido a ese gato ahora. Bueno, más bien el me hace compañía en mi aburrido trabajo.

       (Lo que no sabes, es que me convertí en aquél gato.)