Rodé verticalmente a través de lo inesperado de la innovación de tus rutinas. Caí y levantaste mi cuerpo con una palabra. Sentí el volumen del silencio de tus manos rodeándome con un sólo movimiento. Oí el ruido de las cosas que callas y de las sospechas que ahogan tu atención. Me entregué a las dudas concentradas que se ocultan detrás de tus ganas que nos distraen de lo que desencadena una serie de latidos. Tomé la suavidad del sentido con que hablas y enfoqué mi mirada hacia la silueta opaca que me detiene en el abismo de un recuerdo.
Martes 3 de Marzo de 2009