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jueves, junio 14

Sesiones

Te espero, subimos rápido las escaleras para que nadie nos vea. Tú detrás, yo delante, con ganas de tomarte de la mano. Saltamos la pequeña barda e invadimos propiedad ajena. Nos escondemos, para ser un rato. Ser felices, ser mentira, ser verdad. Ser uno mismo quizá.
Prendes la pipa, la hierba se quema. Hablamos incoherencias, me miras, miro tus ojos. Esos que quiero que me heredes. Todos y cada uno de los escalones. De día o de noche. Los besos con los que me alimentaste. Nuestros globos oculares se tornan rojos. La razón se va y las especulaciones se hacen obvias.
Das el primer mordisco. Tomas un pedazo de piel y comienzas a masajearlo. Lo comes. Te saboreo y enseguida estamos enredados. Dios es el único que nos ve y no se sorprende. Y nadie se imagina que estamos juntos.
Trato de buscarle un nombre a tus labios, y tu piel se empaña con la mía. Miro tus parpados, tus pestañas y trato de encontrarle la forma a tu nariz. Tu barbilla y la manera en que bailas sobre mi.
Terminas, y tu corazón late sobre el mío. El mío, sobre el tuyo. Descubiertos, y nuestros miembros tibios.
Después te vas, como si hubiéramos tomado el café juntos nada más. Como si me hubieses leído un artículo en el diario. Como si no hubiera pasado nada.
Y yo callo. No digo nada. Me despido con un beso tronado en tu mejilla y dejo que te vayas.