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sábado, agosto 8

Distintas Formas


Te disuelves, entre litros y litros de agua que se esparce, manando de la incertidumbre y en la necesidad ciega del hervor.

Te evaporas y vuelves a estar estático, observando, preguntándote si es que surgiré de todas las expectativas.

Te pegas al techo y parece que llora, goteando suavemente. Resbalando, comparándote con un llanto superficial.

Al fin te haces hielo, frío y sólido, pero al mismo tiempo tan frágil, esperando la caída. En un segundo podrás romperte, pero nunca pude encontrar aquél momento.

Te conviertes, como ilusión difusa. Te expandes y mi cerebro te absorbe como esponja.

Te siento, y hasta me siento ridícula pensando que es realidad.

Volátil, tomas vuelo desde el primer contacto con el aire y te desahogas. Te liberas, corres en mis oídos y silvas. Un silencio ensordecedor se hace parte de tu plan.

Escalas y derrites. Quemas y limpias. Te haces espuma y te vuelves a disolver. Logras caminar y huyes. Te haces aroma y te vuelves inolvidable.

Optas en hacerte salado, sabes que me gustas dulce.

Tus cristales rompen mis muelas. Te cuelgas, marcando mi piel. Te entierras y logras brotar con todo y raíces. Suenas, ríes, lastimas. Te cuelas y pintas.

A veces te descarcaras y emerges como pesadilla. Reactivas mi gusto. Reactivas mis ojos esos que sacaste y son tuyos.

Te vas y no vuelves. No miras atrás, pero si grito volverás. Te haces tiempo y te vuelves largo. Tu cómplice un reloj y lo detienes. Y te haces eterno.

Te formas tan espontáneo y tus grietas obtienen más hoyos. Cada vez es más difícil arreglarte.

Te desconectas y finges estar muerto. Punzas, lates y sigues rompiendo.

Te haces opaco y de la nada eres transparente.

Te sumerges y buscas superficialidad cayendo en telarañas, esperando a ser devorado.

Y callas… y lloras.

Te hundes y floreces en mi.